Por qué nos
gustan las mujeres es una colección
artículos o relatos sobre las mujeres, obra del escritor rumano Mircea
Cartarescu. Si abres el libro, te encontrarás en primer lugar con el prólogo
escrito por Max Lacruz Bassols en el que se explica que el libro ha sido un
fenómeno editorial en Rumanía y que fue elegido libro del año en 2005. Se
menciona además lo sorprendente de este hecho, teniendo en cuenta que
Cartarescu es un autor de culto, considerado difícil, candidato al premio Nobel
y comparado por la crítica con Borges, Proust o Kafka. Se habla también de la
madurez que muestra el autor en esta obra “de escritura sencilla y liviana” para
pasar a revelar, finalmente, que la mayoría de los textos son encargos de la
revista Elle en su edición en lengua
rumana. “Historias pensadas para mujeres, se pensará de inmediato. Literatura
de consumo, literatura femenina. Pues no está claro que sea así [...].” Quizás
ahí debería saltar la primera alarma pero es posible que no la oigas, como me
pasó a mí, y des comienzo a la lectura con curiosidad y buen ánimo.
El primer artículo con que te encontrarás es “La
negrita” (segunda alarma) donde, después de contarnos algún recuerdo suyo, nos
explica su fascinación por una mujer vista en el metro de San Francisco.
El siguiente, “Para D., vingt ans après”, es más
interesante y nos habla de una chica con la que salió, que dormía con los ojos
abiertos y que tenía como cualidad especial el recordar con detalle sus sueños.
De D. nos dice el autor que “era maravillosa”, que “tenía los más hermosos ojos
azules” y que “no era muy inteligente, [...] me compadecían aparatosamente por
el desequilibrio de nuestras relaciones”. Afirma después: “Más tarde, al narrar
sueños en mis libros, me aproveché en innumerables ocasiones [...] para robarle
las más encantadoras y mejor trabadas visiones” y termina con lo siguiente:
“Ruego a D. –wherever she is- (¿¡??) que acepte este pequeño texto no solamente
como moneda de cambio por las palabras que me dijo no hace tanto sino como un
tierno homenaje”. Llegados a este punto creo que ya las alarmas se han acabado
de disparar.